Vestido de novia de manga larga con diseño sirena que se paga a la piel, y resuelve el lado más romantico de la novia con paneles de encaje en el exterior de las mangas.
Otro diseño con gotas de pedrería de color blanco en cascada, del cuello hasta la cintura, con una silueta 20’s acabada en falda evasé.
Una preciosa silueta sirena muy definida y de estilo minimal, con manguitas de encaje.
Vuelta a los clásicos: la falda tubo de líneas puras en color blanco nuclar, con cuerpo ajustado de encaje de manga larga y el escote barco que hemos visto tantas veces en las colecciones de novia 2018.
Lourdes Coterón con un vestido de novia híper femenino, de líneas minimalistas, botones vistos a la espalda y con escote apuntado con efecto invisible en el costado.
Uno de los diseños de pedrería que más aplausos arrancó entre los 2.000 invitados del MNAC fue este: sirena, en blanco puro y e increíblemente escotado con diseño corazón, y una imponente capa sobre los hombros con apliques de pedrería.
El diseño visto desde atrás, dejando parte de la espalda al descubierto.
Una novia envuelta en tejidos de agua: además del crepé con efecto drapeado, la firma propone como novedad este año el crepé brocado, un tejido revolucionario que descubre un dibujo de relieves visualmente único.
El escote de hombros caídos es ya casi una institución entre las colecciones de novia que se avecinan, por influencia directa de los diseños Bardot que han dominado el prêt-à-porter durante las últimas temporadas.
El escote de hombros caídos es ya casi una institución entre las colecciones de novia que se avecinan, por influencia directa de los diseños Bardot que han dominado el prêt-à-porter durante las últimas temporadas.
Otros tejidos imprescindibles: la gasa trabajada en micro drapeados, el chifón, el raso mórbido, la organza y el mikado de seda.
La recta final del desfile ha estado dominada por los vestidos de novia más voluminosos, los que apelan a la novia clásica que se deja seducir por el corte princesa, tanto en diseños tradicionales como en los que se transforman gracias a una falda con tren desmontable.
Un look de novia aparentemente sencillo y modesto que esconde una sorpresa a la espalda en forma de transparencias de encaje.
Tampoco es la primera vez en esta edición de la BBFW que vemos esta tendencia: la del escote asimétrico con encajes invisibles a un hombro.
El sueño de muchas novias hecho realidad: el vestido princesa tradicional, con falda muy abultada en las caderas y cuerpo ceñido en la cintura con un delicado escote corazón.
Romee Strijd se encargó también de cerrar el desfile, tomando el relevo de Irina Shayk y Karolina Kurkova en ediciones anteriores. Su look final: un imponente diseño con flecos de perlas y cola, con mangas transparentes que evocan el efecto del agua al correr por la piel, y un vertiginoso escote corazón.